Y aquí esta. El post del que tanto hemos hablado estos días y
que tantas veces hemos anunciado. Nuestra primera mesa dulce.
Fue, como describirlo, una locura. Porque había muchísimas cosas
que preparar para que no se nos escapara ningún detalle, hornear una barbaridad
de cosas, decorar otro sin fin de ellas, pero disfrutamos de lo lindo. Si, si,
no estamos locos, disfrutamos mucho haciéndola y viendo el resultado final.
Cuando nuestra amiga Irene nos propuso hacerla nos quedamos
algo parados. Es una gran responsabilidad porque en un cumpleaños por ejemplo,
si te sale algo mal puedes medio arreglarlo; pero en una boda…mmm… como que no.
O sale perfecto, o sale perfecto. No hay lugar para más.
Y creo que salió perfecto. O al menos nosotros tenemos esa impresión.
En primer lugar las galletas, que fueron de mantequilla con
fondant texturizado con rosas y una oblea en papel comestible, que también fue
diseñada por Monisisimo; y vuelvo a recomendaros que paséis por su página a
visitarla.
En segundo lugar 50 cupcakes. Red Velvet y frostin de queso
adornadas con purpurina comestible y adornos de pasta de goma. Creo recordar
que había 7 modelos diferentes de cupcakes, porque dependiendo del lugar de la
mesa en el que fuesen, Ana las decoró de una forma u otra.
En tercer lugar 30 cakepops de bizcocho de chocolate negro
con crema de queso y cobertura de chocolate blanco en color rosa, adornadas con
virutitas de colores. La verde no es que se nos acabara las virutas rosas o
blancas, sino que se pusieron para romper un poco esa monotonía de colores.
En cuarto lugar la increíble tarta de bizcocho de chocolate
negro con buttercream de vainilla de Madagascar. Una locura de tarta que era
enorme y aunque parezca de mentira, os aseguro que era de verdad y nada de
dummis.
A parte de todo esto pues como podéis ver había muchos
detallitos como manzanas pink lady , bebida para acompañar los dulces, chuches también
rosas, y bueno, muchas cositas que complementaban el adornado de la mesa. Si os
entretenéis en observarla bien veréis muchísimos detallitos.
Como anécdota de nuestra primera mesa, deciros que la
montamos en el exterior quedando preciosa, pero cuando habíamos acabado se
acerco la coordinadora de comerciales y no pidió que la trasladásemos al
interior del hotel. Así como suena. Una locura, pero que al final pudimos
subsanar sin problemas.
Como os he dicho, la experiencia muy bonita, el resultado
juzgar vosotros mismos y nos dejáis los comentarios a ver que pensáis, y os
podemos asegurar que pensamos repetir. Es mucho trabajo pero el resultado
merece la pena.
Y ahora sí, gracias a Belén y a Irene, con sus
respectivos maridos, por confiar en nosotros en un día tan especial en sus
vidas, y a Monisisimo por hacer esas obleas tan bonitas.
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